Aprendió el oficio del tejido y teñido gracias a su madre, también artesana. En 2006 ganó un fondo Sercotec con el cual pudo armar su taller, y hoy lleva 15 años dedicándose completamente a la artesanía. Tiempo en el que ha participado en diversas ferias y también en el que ha seguido perfeccionándose, especialmente en la tinción y el resultado del color; en Perú, por ejemplo, aprendió a trabajar con la cochinilla para obtener su tinte natural carmín. Sus productos están tejidos a telar y crochet con lana de oveja y cordero, tanto de Chiloé como de Punta Arenas. Los tintes para el teñido son elaborados con elementos naturales recolectados, como arrayán y matico. Sus piezas son productos utilitarios, como bajadas de cama, cojines, alfombras, pieceras, entre otros. Además, comercializa ovillos de lana de oveja teñida.